dom

05

oct

2014

Soñar lo imposible

Erase una vez un hombre rico de la región de Chou. Tenía una finca enorme y muchos empleados, a los que trataba sin piedad. Día tras día los obligaba a trabajar bajo el sol ardiente para seguir enriqueciéndose.

 

Uno de sus empleados era un anciano que llevaba muchos años trabajando para la familia. Estaba al borde de la extenuación debido al duro trabajo y al poco descanso; sus músculos apenas le respondían y respiraba con dificultad, pero el capataz seguía obligándolo a trabajar. Sin embargo, al final del día, cuando apoyaba la cabeza en el saco de arroz que le servía de almohada, el anciano soñaba que era un hombre rico con una finca enorme. Durante toda la noche tenía sirvientes a su disposición, tomaba manjares exquisitos y se entretenía con bellas mujeres que interpretaban melodías hermosas y cautivadoras, y que bailaban danzas antiguas y gráciles para él. Pasaba todo el sueño en un ambiente despreocupado, meciendo a sus rollizos hijitos en sus rodillas y riendo.

 

Por supuesto, al despertar el anciano volvía a ser un el jornalero humilde que trabajaba de sol a sol. Cuando llegaba la pausa de mediodía, se sentaba con gran dificultad para tomarse un cuenco de arroz. En el rostro se leía su agotamiento. Sus amigos intentaban consolarle.

 

-No os preocupéis- les decía-. De día soy un esclavo del hombre rico, pero por la noche yo soy el hombre rico. Me paso la mitad de la vida trabajando sus campos y la otra mitad rodeado de tranquilidad y comodidades. Por lo tanto, no me compadezcáis.

 

En cuanto al hombre rico-que vivía inmerso en una frivolidad inútil-, cuando apoyaba la cabeza en su almohada de seda y se dormía se pasaba toda la noche dando vueltas y refunfuñando. Soñaba que era un humilde labrador en sus campos.

 

Durante todo el sueño trabajaba sin descanso, doblado bajo el sol, con los músculos doloridos y con el rostro empapado en sudor. A la hora de comer tomaba un arroz basto e insípido, y en lugar de vino dulce bebía agua salobre…,ni siquiera té. Al final de la jornada caía rendido en el catre, en su pequeña  cabaña, solo. Su esposa había muerto tiempo atrás y sus hijos se habían marchado en busca de un amo más amable. Su vida se reducía a trabajar sin descanso y sin respiro, pues su amo era cruel y exigente. Su vida era realmente miserable.

 

Por la mañana, al despertarse, le dolían los músculos como si realmente hubiese trabajado en los campos toda la noche. Su cama estaba empapada en sudor y sentía la boca seca y llena de polvo.

 

Cuando se lamentaba ante sus amigos, éstos le decían: -No te preocupes. Por la noche puede que sufras, pero de día eres un hombre rico y respetado. Tienes mucho más de lo que necesitas. Estás en lo más alto del escalafón, por eso de noche sueñas que estás en lo más bajo. Las cosas tienen que equilibrarse. Por esa razón tienes esos sueños tan molestos.

 

El hombre rico meditó sobre esas palabras, ya que cada día se despertaba más cansado que el anterior. Empezó a dar paseos por su propiedad para intentar relajar su agitada mente. Vio a sus empleados trabajando duramente a pleno sol. Observó en especial a un anciano que no dejaba de trabajar en ningún momento, muy envejecido y doblado debido a años y años de trabajo. Sin embargo, nunca se quejaba, nunca eludía el trabajo y siempre tenía una ligera sonrisa dibujada en el rostro. “Envidio a ese hombre”, pensó. “No tiene nada y, sin embargo, parece mucho más feliz que yo”.

 

El viejo jornalero se dio cuenta de que el hombre rico le estaba observando. Percibió que parecía agotado. Tenía la piel tan pálida que parecía enfermo. Observó que sus manos, suaves y perfectamente cuidadas, temblaban, y que su cuerpo rollizo parecía débil y se estremecía.

 

Trascurrido un tiempo, el hombre rico decidió que tenía que hacer algunos cambios porque no era feliz. Concedió tiempo libre a sus empleados y empezó a moverse más, hasta el punto de que poco después empezó a sentirse mucho mejor. Y no solo eso: las pesadillas desaparecieron y logró dormir profundamente por primera vez en muchos años.

 

En cuanto al anciano, empezó a disfrutar más de su vida de vigilia. Ya no necesitaba los sueños nocturnos para evadirse. Él también empezó a dormir profundamente. Como dice el antiguo sabio: “La gente realizada de antaño se olvidaba de sí misma cuando estaba despierta y no soñaba cuando dormía”.

 

Lieh  Tse

 

Cuentos taoístas.

La sabiduría de los maestros taoístas.

Solala Towler

 

 

 

0 comentarios

sáb

03

may

2014

Huerto, poda y Feng Shui

¿Cómo preparar un huerto?

 

Inicialmente el proceso del huerto se desarrolla en la mente, imaginamos como nos gustaría que fuese, qué verduras queremos plantar, cómo las distribuiremos…También estudiaremos el tiempo en el que hay que plantar cada semilla o plantel y cuando darán los primeros frutos u hojas comestibles.

 

De la idea, pasamos a la acción:

se trata de coger una buena mesa de cultivo y una buena tierra. Si ya disponemos de una mesa de cultivo, retiraremos los vegetales plantados de la temporada anterior, limpiaremos de mala hierba, y orearemos la tierra. Un buen suelo en el que plantar las semillas es muy importante.

 

El primer trabajo que hace un campesino o un jardinero es preparar el suelo. ¿Está bien abonado? ¿Es lo bastante alcalino? ¿Cuánta humedad tiene? 

Esperaremos a que llegue el mes indicado para mezclar la tierra con un buen abono y plantar todos  aquellos vegetales que habíamos planificado tener. Regaremos cuidadosamente e iremos supervisando su evolución.

Igualmente, hacer una buena poda en invierno a nuestras planats y árboles permitirá que en primavera renazcan con más fuerza

Una vez salen los nuevos tallos y flores es conveniente irles quitando las malas hierbas que crezcan a su alrededor, ir  limpiando de hojas secas las ramas y las macetas e incluso usar algún antiparásitos para alguna planta en concreto. Revisar, cuidar, limpiar, sanear para crecer…

Todo esto tiene mucho que ver con el Feng Shui. La forma de mirar nuestro hogar o empresa. Cuidarlos, estar pendientes de no acumular mucho, tirar todo aquello que no se usa y que se almacena inutilmente...En definitiva, espacios bien atendidos. Todo ello exige constancia y dedicación pero la recompensa...¡ bien merece el esfuerzo!

0 comentarios

"El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en ver nuevos paisajes, sino en verlo todo con ojos nuevos" Marcel Proust